NO RESPETA LAS NORMAS, ¿QUÉ PODEMOS HACER?
“Cuando puedas elegir entre tener razón y ser amable, elige ser amable”.
R.J. Palacio
El respeto en general y a las nomas es esencial en el desarrollo de nuestros hijos, tanto en sus capacidades personales (asumir responsabilidades y tomar decisiones que les permitan afrontar los retos de la vida), como sociales (relacionarse con los demás de forma adecuada y convivir en armonía).
Este
proceso debe iniciarse desde la infancia. Pero a pesar de haber educado a
nuestros hijos en las normas y límites, podemos encontrarnos con adolescentes
rebeldes, con dificultades para asumir responsabilidades y cumplir normas. Y
con actitudes desafiantes y retadoras ante la autoridad de los padres.

1. MANTENER LA CALMA
Gritar, perder los nervios o entrar en descalificaciones o insultos, no soluciona nada. Y puede, en
cambio, agravar el problema.
2. ESCUCHAR A ÉL/ELLA
Sus sentimientos, opiniones y el porqué de su
discrepancia con las normas. A veces, simplemente el no sentirse escuchado o
tenido en cuenta, motiva esta rebeldía.
3. AVERIGUAR QUE FACTORES INFLUYEN EN ESA ACTITUD
A veces puede Ser parte del propio proceso
adolescente, que les lleva a la necesidad de tener el control, de reafirmarse y
de encontrar su identidad oponiéndose a los demás. Pero puede deberse a otros
factores como:
- · Influencia del entorno.
- · Problemas emocionales, de convivencia o adicciones.
- · Errores en el manejo de las normas por parte de los padres.
4. REVISAR NUESTRAS PAUTAS DE ACTUACIÓN
Que no favorecen que las normas se interioricen y se
cumplan:
- · No son coherentes.
- · No están consensuadas entre los padres.
- · No hay espacio para la negociación.
- · Son excesivas.
- · No están adaptadas a la edad, la capacidad de compromiso y cumplimiento de las mismas.
- · No se valoran los logros, esto puede hacer que no merezca la pena el esfuerzo.
- · No están claras: ni las normas, ni las consecuencias de su incumplimiento.
- · Son arbitrarias.
- · Cambian demasiado.
- · No se predica con el ejemplo.
- · Hay incompatibilidad entre marcar normas y ser afectivo.
Debemos ser afectivos y dialogantes,
pero firmes. Hay normas inamovibles y normas negociables. El
incumplimiento tiene consecuencias, aunque estas deben estar adaptadas a
la edad y a la falta. Debemos valorar el cumplimiento de normas y responsabilidades,
valorando este esfuerzo y dotándoles de mayor autonomía.
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